Con sabor a hoy©®

Observaba con deleite el movimiento de las aguas en su vaivén silencioso que se mezclaba con el bullicio de las risas infantiles jugando en la orilla.
Su mente era una impetuosa secuencia de memorias vigentes aún después de haber transitado lunas llenas, mañanas blancas, días lluviosos, presencias lejanas…
Su rostro seguía bañado con sabor salino… y la sonrisa seguía como un gesto apenas perceptible…
El crepúsculo avanzó sin percatarse… Miró a su alrededor como desconociendo el lugar… Las pizcas de arena se metían en la piel de sus plantas desnudas…La corriente tenue del río semejaba a los pensamientos que en su interior se debatían en la certeza de su existencia en un ayer no lejano…
Su mirada abarcó atenta y extasiada las nubes blancas que cual huestes corrían en armonía reverente desdibujando figuras de seres alados, duendes, gnomos…
Vislumbró que cada soplo de vida es un préstamo que debía cristalizarlo en viento huracanado de entrega sin medidas, a los que todavía esperan y no saben que lo vivido es como un ave de pomposo plumaje que levantará vuelo, en silencio sonoro, cual tintineo de campanas estridentes en una tarde, noche o día cualquiera…
Orlinda González/2012